Una novia afortunada
Aunque en la actualidad es una costumbre que está cayendo en desuso, la petición de mano es una formalidad muy entrañable y familiar.
Su origen se encuentra en el consentimiento que necesitaban las novias de su progenitor para contraer matrimonio y era un acto en el que se trataban todos los asunto referentes a la boda. Hoy en día es un acto familiar, sin ninguna otra pretensión o petición de permiso.
Los padres del novio son los que acuden a casa de la novia y el encuentro sirve para el conocimiento más amplio de ambas familias.
Es costumbre que el novio envie flores blancas a la novia. En este caso el novio sabe el gusto que tiene la novia por las margaritas.
Aunque los únicos regalos vienen por parte de los novios, es costumbre, también, enviar flores a la novia por parte de los asistentes. Afortunada esta novia que ha recibido tantas flores.